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sábado, 20 de agosto de 2011

La adopción

Cómo y cuándo revelar la verdad a tu hijo
En la sociedad en la que vivimos cada vez es más común, y esta mejor visto, recurrir a la adopción de un niño cuando una pareja tiene problemas de fertilidad o simplemente, para ofrecer al menor la oportunidad disfrutar de una vida en familia. Por lo general este proceso se lleva a cabo cuando el niño está en sus primeros años de vida.



Con la llegada del nuevo miembro a la familia surgen las dudas en los padres adoptivos sobre cómo abordar la situación con su hijo por miedo a cómo pueda afectarle la revelación y sobre todo, por miedo al rechazo.


El mejor momento

Los psiquiatras recomiendan que sean los propios padres los encargados de informar al niño acerca de su origen para evitar que el enterarse por personas externas al seno familiar originase una fuerte desconfianza hacia los padres que marcaría la relación durante años. Además, tratando el tema con naturalidad se evita que el niño asocie su proceso de adopción con algo vergonzoso y malo.



familiaRespecto a la edad más adecuada para ello, los especialistas no se ponen de acuerdo en si lo mejor es hacerlo en edades tempranas o esperar a que el niño crezca. Lo que si consideran necesario es que la confesión se produzca antes de que el niño llegue a la temida etapa de la adolescencia.



Los que recomiendan que los padres conversen con el hijo sobre su origen en los primeros años de su vida, consideran que es la mejor forma para que el niño acepte e integre la idea de ser adoptado en su vida con total normalidad evitando posibles futuros problemas psicológicos. Por el contrario, hay quien considera que ese momento temprano puede provocar confusión en el niño al no entender el concepto de adopción, por lo que recomiendan esperar a que el niño sea más mayor.


El niño en la adolescencia

Es muy normal en adolescentes la necesidad de la búsqueda y lucha por la identidad, analizando cómo encajan en la sociedad (familia, amigos, compañeros...). Por ello, es más común de lo que creemos que el niño adoptado sienta una especial curiosidad por conocer cualquier información sobre sus padres biológicos que le ayude a saber quién es a través de su origen. No hay porqué alarmarse, esta búsqueda de información no es sinónimo de rechazo hacia los padres adoptivos. Es importante hacerle saber al niño que es un deseo natural y que no debe sentirse culpable por ello. Además, si se dispone de la información, lo más correcto es ofrecerle, con tacto y mediante una conversación dándole apoyo, la información sobre su familia natural.


Las consecuencias de la verdad

familiaEs muy difícil marcar unas reacciones comunes a todos los niños, según la edad y el grado de madurez reaccionarán de manera diferente.



Es importante hablar de la adopción con franqueza, respondiendo a todas las dudas que puedan surgir, presentándola como algo positivo en la familia. De este modo, evitaremos que el niño fantasee sobre su origen y rechace la idea de ser adoptado.



Cada caso es único, por ello, si fuera necesario, no hay que dudar en recurrir a un especialista. Puede ser de gran ayuda tanto en los casos en los que los padres no saben cómo hablar de la adopción con su hijo y buscan asesoramiento previo, como en aquellos en los que tras haber sido desvelada la verdad se quiere analizar las consecuencias que haya podido ocasionar en el seno familiar o si, por desgracia, la noticia no ha sido bien acogida por el niño.

martes, 9 de agosto de 2011

Reflujo gastroesofágico

¿Es normal que mi bebé escupa mucha leche o vomite?
Eso depende. Es perfectamente normal que un bebé eructe y, al eructar, saque un poquito de leche casi todas las veces que se alimenta, e incluso que vomite todo de vez en cuando, sin motivo aparente y sin previo aviso.

Pero si tu bebé vomita o escupe leche con mucha frecuencia puede padecer reflujo gastroesofágico.

Tu bebé puede presentar otros síntomas además de los vómitos que podrían indicar que padece de reflujo. Por ejemplo, puede dar señales de que le duele la pancita como arquear su espalda, subir las piernas y despertarse gritando, o puede toser y tener arcadas a menudo entre comidas.

Si tu bebé vomita con mucha fuerza después de comer, haz una cita con el doctor. Estos vómitos que salen disparados como proyectiles podrían indicar que padece estenosis pilórica, que es una condición que puede causar problemas serios como malnutrición y deshidratación.

¿Qué causa el reflujo?
Todos los bebés necesitan adaptarse al proceso de comer y digerir, pero a algunos les cuesta más que a otros y por ello presentan más vómitos y escupen más. Si tu bebé padece reflujo, probablmente es porque su esfínter esofágico (la válvula que conecta el esófago con el estómago) es débil o no está funcionando bien todavía. Esto hace que los alimentos y los jugos gástricos suban desde el estómago a su boca.

La mayoría de los bebés superan el reflujo con la edad.

¿Es muy grave el reflujo?
La mayoría de los bebés con reflujo se curan durante el primer año de vida, a medida que el músculo del esfínter se fortalece. No obstante, no es razón para tomárselo a la ligera.

Si tu bebé padece reflujo, es importante observar su peso. Algunos bebés no aumentan de peso adecuadamente porque no pueden mantener suficiente comida en su estómago. Otros pierden el apetito porque todo ese ácido estomacal que sube por el esófago (en adultos lo llamamos acidez o agruras) puede dañar la garganta y, en casos graves, hacer que le sea difícil tragar.

Si parte del contenido de su estómago se le mete por la nariz o los pulmones, un bebé que padece reflujo puede desarrollar problemas respiratorios como pulmonía, tos por la noche, sinusitis e infecciones de oído. El ácido estomacal también puede dañar el esmalte de sus dientes. El reflujo también puede hacer que te resulten muy duras las primeras semanas con tu bebé, mientras luchas por consolarlo, alimentarlo y limpiarlo.

¿Qué puedo hacer para aliviar el sufrimiento de mi bebé?
Intenta sostenerlo en una posición más vertical mientras se alimenta, y trata de mantenerlo erguido durante un rato después de comer (no lo pongas echado sobre su pancita después de comer, por ejemplo).

También puede ser útil darle menos cantidad de leche de pecho o de fórmula cada vez que lo alimentas (si es que puedes lograrlo). Puedes compensar esto dándole de comer más veces.

Si tu hijo toma leche de fórmula, podrías también intentar agregar un poco de cereal de arroz en el biberón o utilizar leche de fórmula que venga con "agregado de arroz". (Pregúntale antes a tu pediatra si lo considera conveniente y cómo deberías mezclar el cereal.)

Ninguna de estas sugerencias garantiza que el bebé se calmará. Tal vez se irrite aún más. Pero vale la pena probar todas las opciones.

¿Debería consultar al médico si pienso que mi bebé tiene reflujo?
Si tu bebé escupe bastante leche, pero no parece incómodo y está aumentando de peso normalmente, probablemente no es necesario. Pero si estás preocupada, asegúrate de mencionárselo al pediatra en la siguiente visita.

Por otra parte, si tu bebé presenta síntomas más serios (especialmente si crees que el reflujo le está molestando o está afectando su aumento de peso), concierta una cita con el pediatra tan pronto como puedas. Tu pediatra podrá decirte si tu bebé realmente tiene reflujo y podrá ayudarte a calmar su malestar.

¿Qué hará el doctor?
Para empezar, puede recetarle algún medicamento. Algunos bebés responden de inmediato a los antiácidos o bloqueadores de ácidos y ahí se termina el problema. La mayoría de los bebés pueden tolerar dosis bajas de supresores de ácidos (pero nunca debes dárselos sin antes consultar con el médico).

Lo ideal es que tu bebé no tenga que tomar estos medicamentos por más de un mes para que el reflujo disminuya.

También existen medicamentos que se encargan de hacer que los alimentos circulen hacia abajo por el tubo digestivo. Si tu bebé presenta todos los síntomas característicos del reflujo, un buen pediatra encontrará el tratamiento que mejor solucione el malestar sin efectos secundarios.

¿Cómo se diagnostica el reflujo?
El doctor quizás podrá diagnosticar el reflujo simplemente examinando a tu bebé y escuchando tu descripción de sus síntomas. Si tiene dudas, o si tu bebé no ha podido aliviarse con los medicamentos arriba mencionados, podría hacer más análisis para asegurarse de que el problema sea efectivamente el reflujo.

Las pruebas de diagnóstico del reflujo gastroesofágico pueden incluir una radiografía del área. Para que se puedan ver los daños que haya podido causar el reflujo, tu bebé tiene que beber de antemano una sustancia pastosa llamada bario.

El doctor puede realizar también una endoscopia del tubo digestivo, y completarla con biopsias (pequeñas muestras de tejidos) y un estudio de 24 horas usando una sonda de pH, que consiste en introducir un tubo hasta la base del esófago del bebé y, de esta manera, se lo monitorea durante unas desagradables 24 horas. Este proceso puede ser muy estresante e incómodo para el bebé pero a veces es necesario como último recurso para proporcionar la información necesaria para un diagnóstico

Lee más en BabyCenter en Español: http://espanol.babycenter.com/baby/enfermedades/reflujo/#ixzz1UYZ4ISio