Los primeros sustos en mamás primerizas
De un recién nacido nos preocupa casi todo: si tiene hipo, estornuda... Habitualmente se tratan de respuestas normales en su nueva etapa de adaptación a la vida extrauterina.
Te contamos esos primeros signos y síntomas, habituales en el recién nacido, que no suponen una alarma en la salud del bebé:
Pérdida de peso
recién nacidoTodos los niños pierden peso al nacer, es lo que se conoce como pérdida fisiológica, pudiendo adelgazar hasta un 10 por ciento del peso del nacimiento. Ocurre de este modo, porque nacen con un exceso de líquido que van perdiendo posteriormente.
Por este motivo, si en los primeros días le sucede esto a tu bebé, no pienses que es porque tu leche no le alimenta. A partir del sexto día empezará a recuperar su peso. Si no sucede así en una-dos semanas, consúltalo con tu pediatra.
Hipo
Que el niño tenga hipo no tiene ninguna importancia. Éste se produce por el estímulo de un nervio cuando la comida llega al estómago e igual que aparece, desaparece solo. Poniéndole al pecho, le ayudarás a que desaparezca más rápidamente.
Engordaderas
Es frecuente que el bebé tenga unos granitos blancos o amarillentos en la cara, llamados tradicionalmente engordaderas. No los toques ni intentes explotarlos, pues son acúmulos de grasa que desaparecerán por sí solos.
Costra láctea
Igual de común es encontrarnos unas placas de escamas, blanquecinas o de color amarillento, fuertemente adheridas a su cabeza. Se trata de la costra láctea. Un problema, simplemente estético, que acaba desapareciendo con el tiempo, aplicando vaselina o un aceite corporal.
costra lácteaCaracterísticas de las deposiciones
No debes asustarte con las primeras deposiciones del recién nacido. Expulsará el llamado meconio, unas cacas negruzcas, densas y pegajosas, de aspecto muy parecido al petróleo.
Posteriormente comenzará con el ritmo intestinal normal de un bebé, es decir, deposiciones frecuentes (incluso tras cada toma) y líquidas, sin que se trate de diarrea. Tras unas cuatro o seis semanas es habitual que el ritmo de evacuación se vuelva más lento y hagan deposición una vez al día o incluso menos.
También es normal que nos parezca extraño el color. Suelen ser verdosas o amarillo-verdosas. Esta coloración se debe a la bilis. Si fueran verdes, pero líquidas, con moco y frecuentes, debería ser valorado por su pediatra.