lunes, 8 de agosto de 2011

Lactancia Materna, una práctica rodeada de mitos


Anteriormente, las que enseñaban a amamantar a las recién paridas eran las abuelas, tías o cualquier mujer cercana a la familia. Sin embargo, llegó un momento que ni las abuelas, ni las tías habían amamantado a sus hijos, por lo tanto esa sabiduría popular se fue perdiendo. Sin embargo, lo que siempre está presente son las creencias que han ido pasando de generación en generación y que se han arraigado fuertemente.

En realidad, la gran mayoría de estas creencias son mitos; algunos de ellos favorecen a la madre que está amamantando y fortalecen su confianza natural para amamantar, pero la mayoría obstaculizan el desarrollo de la lactancia y en muchos casos la llevan al fracaso. Es por esto por esto que es clave que los futuros padres se informen sobre cómo funciona la lactancia materna y de esta manera puedan dejar a un lado estas “leyendas urbanas”.


A continuación escogimos algunos de los mitos más comunes en Venezuela, el objetivo es explicar por qué no son ciertos.


Algunas mujeres producen leche de “buena calidad” y otras no: Este es un mito muy común, con mucha frecuencia escuchamos: “tu leche como que no es muy buena”, o al contrario: “parece que tienes buena leche”. Esto es totalmente falso y es uno de los mitos que mayor inseguridad y frustración genera en las madres. El cuerpo humano es un laboratorio perfecto, por lo tanto, la leche producida por todas las mujeres es una leche de excelente calidad que contiene todos los componentes necesarios para el óptimo desarrollo del/la bebé, no hay razones para dudar sobre la perfección de este líquido.


Hay mujeres que son “buenas productoras” de leche, pero hay otras que no: La producción de leche materna es un proceso que está regido por la ley de la oferta y la demanda, es decir, a mayor succión mayor producción de leche. Lo que se necesita para producir suficiente leche es colocar a los/las bebés a comer frecuentemente; de esto dependerá si una mamá tiene o no la leche que su bebé está demandando. Fisiológicamente, todas las mujeres son aptas para garantizar a su bebé la leche necesaria. Por lo tanto, esta premisa es falsa y es muy importante que todas las madres tengan la seguridad que si ellas amamantan a su bebé, a libre demanda, van a tener leche suficiente para cubrir todos sus requerimientos.


El tamaño de los pechos influye en la producción de leche: Este mito está relacionado con el anterior y como ya vimos lo único que garantiza la producción de leche es el estímulo de la glándula mamaria a través de la succión del/la bebé. El tamaño y la forma de los pechos no influyen, de ninguna manera, en que una mujer produzca más o menos leche. Internamente la anatomía de los pechos es igual y por lo tanto todos están en la capacidad para producir leche. Lo que hace que los pechos sean más grandes o más pequeños es la cantidad de tejido adiposo, pero en sí la glándula mamaria, que es la responsable de la producción de la leche, es igual en todos los pechos.


Los/las bebés siempre deben comer de ambos pechos en cada toma: Hoy en día se sabe que es muy importante que el/la bebé termine de tomar del primer pecho, antes de cambiarlo al otro, incluso puede ser que no tome el segundo pecho porque quedó satisfecho con el primero. La leche que sale al final de la mamada es la que contiene mayor calorías y por eso es sumamente importante dejar a los/las bebés del mismo lado hasta que ellos espontáneamente suelten el pecho. Si los/las bebés son cambiados de lado antes de tiempo, los/las bebés recibirán principalmente una leche cuyos componentes, en su mayoría, son agua, carbohidratos y proteínas y esto ocasionará en muchos casos que los/las bebés no queden satisfechos, pierdan peso e incluso que sean más propensos a tener cólicos, lo que no pasará si se les permite recibir esa fase final de la leche cargada principalmente de grasas.


Hay bebés que nunca quedan satisfechos con el pecho: Este es uno de los mitos que mayor fuerza tiene y que hace que muchas mujeres abandonen tempranamente la lactancia materna. Todos los/las bebés recién nacidos tienen un reflejo de succión muy desarrollado que es lo que los hace pedir el pecho, este reflejo es instintivo de todos los mamíferos. Es muy importante dejar que el/la bebé coma durante todo el tiempo que él lo desee, de esta manera estará garantizada la producción de leche y además el/la bebé saciará su necesidad de succión. Hay que entender que al principio, es normal que los/las bebés quieran permanecer mucho rato pegados al pecho y si son amamantados a libre demanda, es decir, cada vez que ellos quieran, sin horario establecido; siempre quedarán satisfechos.


Hay alimentos que aumentan la producción de leche: Es muy frecuente escuchar que alimentos como la cebada, la avena, el papelón, entre otros; contribuyen en aumentar la cantidad de leche. No hay evidencias que demuestren que ningún alimento aumente la producción de leche. Lo único que hará que una mamá tenga suficiente leche es la succión del/la bebé.


Los/las bebés no deben comer muy seguido porque no pueden hacer la digestión: Hay tres aspectos que hacen que los/las bebés amamantados coman frecuentemente. En primer lugar, la facilidad y rapidez con que se digiere la leche materna, luego el reflejo de succión que tienen todos los/las bebés y por último, que los/las bebés amamantados comen, sobretodo al principio, en pequeñas cantidades porque su capacidad gástrica es pequeña y porque el movimiento de la succión los cansa. Por lo tanto, no hay ningún inconveniente en que los/las bebés coman muy seguido y en ningún caso esto va a interrumpir su proceso de digestión.


Después de los seis meses la leche materna no alimenta a los/las bebés: Las evidencias científicas demuestran que la alimentación óptima para un bebé es: “Lactancia materna exclusiva hasta los primeros seis meses de vida, y luego con alimentación complementaria hasta los dos años o más”. Esto nos aclara que la leche materna es el principal alimento para un bebé, incluso después de los seis meses. Los alimentos que el/la bebé comienza a recibir a partir de esa edad son para complementar los requerimientos que la leche ya no cubre. En promedio, la leche materna cubre entre el 70 y 80 por ciento de sus requerimientos desde el sexto mes hasta el noveno, luego hasta los 12 meses alrededor del 60 por ciento y durante el segundo año de vida cubre el 40 por ciento de sus requerimientos. Durante el segundo año de vida, la leche materna le asegura al bebé los ácidos grasos apropiados para continuar con el desarrollo del sistema nervioso y factores de protección que ayudan a la maduración de su sistema inmunológico, ningún otro alimento lo hará como la leche materna.

sábado, 6 de agosto de 2011

Hábitos de sueño saludables: de 0 a 3 meses


Escrito para BabyCenter en Español


Aprobado por la Junta de Asesores Médicos de BabyCenter

Patrocinado por

Los recién nacidos duermen mucho, aproximadamente 16 horas al día durante las primeras semanas y de 14 a 15 horas al día durante 3 meses, aunque esto puede variar bastante de bebé a bebé. Pero casi nunca se quedan dormidos durante más de tres a cuatro horas por vez, de día o de noche, durante estas primeras semanas.

Traducción: Tú tampoco dormirás demasiado de forma ininterrumpida. Por la noche tendrás que levantarte para alimentar y cambiar a tu bebé; durante el día, también jugarás con él. Y aunque algunos bebés duermen durante toda la noche desde las 6 semanas, muchos no lo logran hasta tener 5 ó 6 meses de edad o incluso más. Puedes ayudar a que tu bebé lo haga más pronto enseñándole buenos hábitos de sueño desde el principio.



Cómo puedes establecer hábitos de sueño saludables

Aprende cuáles son las señales que indican que está cansado.

Durante las primeras seis a ocho semanas, tu bebé no podrá quedarse despierto más de dos horas. Si esperas más que eso para acostarlo, estará demasiado cansado y podría tener problemas para quedarse dormido. Obsérvalo para detectar las señales de que está soñoliento. ¿Se está frotando los ojos, se está jalando las orejas o le están apareciendo círculos ligeramente oscuros alrededor de los ojos? Si notas éstas u otras señales de soñolencia, llévalo en seguida a la cuna. Pronto desarrollarás un sexto sentido acerca de los patrones y ritmos diarios de tu bebé, y sabrás instintivamente cuándo está listo para dormir una siesta.

Comienza a enseñarle cuál es la diferencia entre el día y la noche.

Algunos bebés son búhos nocturnos (algo que quizás te haya insinuado el tuyo durante el embarazo con sus acrobacias mientras intentabas dormir) y estarán muy despiertos justamente cuando es hora de irse a dormir. Durante los primeros días no podrás hacer demasiado al respecto. Pero una vez que tu bebé tenga aproximadamente 2 semanas, puedes empezar a enseñarle a distinguir entre la noche y el día. Cuando esté alerta y despierto durante el día, juega con él todo lo que puedas, mantén la casa y su habitación con mucha luz, y no te preocupes por minimizar los ruidos regulares del día, como el teléfono, la televisión, o el lavavajillas. Si tiende a dormir mientras lo alimentas, despiértalo. Por la noche, no juegues con él mientras se despierta para alimentarse. Mantén las luces y el nivel de ruido bajos, y háblale poquito y en susurros. En poco tiempo debería empezar a comprender que la noche es para dormir.

Dale la posibilidad de quedarse dormido por sí solo.

Cuando tenga de 6 a 8 semanas, comienza a darle la posibilidad de que se duerma por sí solo. ¿Cómo? Acuéstalo cuando esté soñoliento pero todavía despierto, sugiere Jodi Mindell, directora asociada del Centro de Trastornos del Sueño del Hospital de Niños de Filadelfia y autora de Sleeping Trough the Night (Dormir toda la noche). Mindell aconseja no mecer ni amamantar al bebé para que se duerma, incluso a esta edad temprana. "Los padres creen que lo que hagan durante esta etapa temprana no los afectará", dice ella, "pero sí les afecta. Los bebés están aprendiendo hábitos de sueño. Si meces a tu hijo para que se duerma todas las noches durante las primeras ocho semanas, ¿por qué va a esperar después que hagas algo diferente?".


Lee más sobre los hábitos de sueño de tu bebé:

• Hábitos de sueño saludable de los 3 a los 6 meses
• Hábitos de sueño saludable de los 6 a los 9 meses
• Hábitos de sueño saludable de los 9 a los 12 meses